SINOPSIS SÉPTIMO ARTE: Terminada la II Guerra Mundial, Nelly escapa de un holocausto que consumió su vida y su rostro, ayudada por su amiga Lene logra armar de nuevo el rompecabezas con algunas piezas faltantes que decide buscar, para ello intenta contactar a su esposo que no ve desde que la capturaron por su origen Judío. Al hallarlo este no la reconoce y por el gran parecido que Nelly tiene a su “difunta esposa” decide contratarla para pasarse por ella y cobrar una cuantiosa suma, todo conducirá a revelar los misterios de un suceso que canta a voz herida y dejara a todos atónitos.
NO ES AMOR, LO QUE TÚ SIENTES, SE LLAMA OBSESIÓN Por: ANFEDUGA – Twitter: @andresfdurang
El amor sirve de combustible muchas veces para prender la chispa de la voluntad y no dejarse caer por los problemas, afrontando la vida. Dicen que del amor al odio hay un paso, aunque también es lo mismo para la obsesión. Me disculpo para los que no les agrada la referencia que haré, ya lo dijo el grupo Aventura en su canción: “No es amor, lo que tú sientes, se llama obsesión”, una obsesión que puede colocar nuestra dignidad y respeto a merced de la otra persona. Afortunados y afortunadas los que no hayan pasado por eso, pero como bien se dice: “es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado”, así este amor duela y queme el corazón.
Con un estilo noir, la historia nos muestra como una mujer al sobrevivir las aterradoras torturas de los campos de concentración, inicia de nuevo su vida con un rostro reconstruido lo más parecido al suyo y unas ganas enormes de reencontrarse con su esposo, su amiga del alma le ayudara a reponerse y tratara de convencerla de irse con ella a Palestina y abandonar la idea de escarbar un pasado que lo único que le traerá serán unas heridas peores que las sufridas anteriormente. Tras no poder estar alejada del amor, encuentra a Johnny que no la reconoce, contratándola para hacerse pasar por su esposa y cobrar su fortuna, la voluntad de Nelly se pondrá a prueba y el final nos marcara para siempre.
Inspirado libremente en la novela ‘Le Retour des cendres’, del francés Hubert Monteilhet (que ya había sido adaptada medio siglo atrás en ‘Volver de entre las cenizas’, del británico J. Lee Thompson). La cinta maneja el estilo propio que nos tiene acostumbrado su director, pero homenajeando en especial la película ‘De entre los muertos’, también conocida como Vértigo de Alfred Hitchcock; sorprende cierto ritmo pausado en la historia que genera en el espectador deseo por seguir cayendo en la trampa para poder al final desatar toda su emoción reprimida y revelar una verdad cantada a los cuatro vientos.
La canción “Speak Low”, del compositor Kurt Weill, el amigo de Bertolt Brecht, un emigrado alemán que no tardó en adaptar su arte a Broadway y Hollywood, funciona en la película como estremecedor leitmotiv. A la melancolía de su melodía, se suma la letra de Ogden Nash, que habla de la ferocidad del tiempo y de la fugacidad del amor. “El telón desciende, todo termina...”.
La pareja de actores principales, ya pasan a formar parte de los dúos con química en el cine, ambos transmiten una personalidad dura en una Berlín acabada, artificiosa y decadente, enfrascados en un cabaret que le da su título original al film: Phoenix. Recorremos además unos paisajes ya familiares en películas como ‘Después de Bárbara’ donde a pesar del esplendor y el verde vital, subyace un pasado y una amargura que brota cual sabia en los troncos de los árboles.
El guion resalta la ambigüedad y la desconfianza en el destino de la pareja, plasmados estos dos sentimientos en la música utilizada para la película. Cuando Nelly descubre a Johnny en el cabaret, la canción “Night and Day” de Cole Porter nos dice que el amor es siempre sólo uno, aunque se desarrolle en el día y la noche, una especie de dualidad esencial que marca a la pareja, hambrienta cada uno de deseo por distintas cosas, ella por amor y él por el dinero, deseos que los atormentara y no tendrán un final feliz.
Ir a ver Ave Fénix no es darle una oportunidad a esta producción, sino oxigenar la mente y encumbrarse en un pasado donde el cine era hecho por maestros que se tomaban el tiempo para añejar y darle un buen sabor al resultado final, un momento para hablar de la desolación y la voluntad infinita antes de volver a nuestro estado de normalidad.
Género: Drama.
Dirección: Christian Petzold.
Producción: Florian Koerner von Gustorf - Michael Weber.
Guion: Christian Petzold, Harun Farocki (Novela: Hubert Monteilhet).
Fotografía: Hans Fromm.
Música: Stefan Will.
Edición: Bettina Böhler.
Diseño de producción: Kade Gruber.
Diseño de vestuario: Anette Guther.
Reparto: Nina Hoss (Nelly Lenz), Ronald Zehrfeld (Johnny Lenz), Uwe Preuss (Propietario del club Fénix), Nina Kunzendorf (Lene Winter), Michael Maertens (Arzt), Trystan Pütter (Soldado en el puente), Imogen Kogge (Elisabeth), Eva Bay (Bailarina), Kirsten Block (Wirtin), Megan Gay (Empleada de la Oficina Central de Halensee), Valerie Koch (Bailarina).
Distribuidora: Cine Colombia.Duración: 98 minutos.
Clasificación: Pendiente.
Estreno: Pendiente.
GOOD FACE :)
La fiereza contenida transmitida en las actuaciones de sus dos protagonistas.
El final es mágico y se disfruta más sin tratar de buscarle alguna explicación.
Los tonos oscuros que predominan en la dirección de arte y la iluminación.
BAD FACE :(
Ave fénix cae bajo un ritmo lento algunas veces.
DATOS CURIOSOS: Night and Day es una canción popularizada por el musical de Broadway ‘The gay divorce’, llevado al cine en la década de los 30 bajo el nombre de ‘La alegre divorciada’ (1934, Mark Sandrich), protagonizado por Fred Astaire y Ginger Rogers. La canción principal o leitmotiv de Ave Fénix, Speak low, fue originalmente escrita por el poeta americano Ogden Nash, para otro musical llevado al cine como ‘Venus era mujer’ (1948, William A. Seiter).
En la escena del primer encuentro entre Nelly y Johnny la cámara asume la subjetiva pura de ella y la mirada de él rompe la cuarta pared por un instante -algo prácticamente inconcebible para la narrativa clásica y su puesta en escena invisible-, para inmediatamente desviarse como si en ese espacio, que por un instante ocupamos en primera persona, no hubiera más que una transparencia. Esto no sólo resulta fundamental en términos narrativos, porque es lo que dará paso a la cuestión de la identidad, sino que a nivel formal será la escena que instale al espectador en una sensación de dolorosa incomodidad que lo mantendrá atrapado por el resto de la película.
Comentarios
Publicar un comentario